Ayer estabas ahí
territorio del tiempo transcurrido
silente testigo de semblanzas
confidente de quimeras
y cuitas compartidas.
Los niños en ti crecimos
y los mayores envejecieron,
algunos partieron.
La vida por allí pasó...
Hoy, en cada reencuentro,
recorro tus calles nocturnas,
navego en recuerdos.
Aún tengo sustancia
y afectos prendidos.
Los rincones conservan
las formas primigenias
y, aunque tu aspecto cambiaron,
la esencia no es ruina.
Por siempre el cine serás.
Perpetua la escuela.
El repique es nostalgia.
La higuera en la plaza
de histórico retoño parecido.
Pasión que mi verso descubre,
espacio de la ciudad
de arraigados sentimientos,
que a Sarmiento el nombre debes.
Roberto J. Martín (h)
Fuente: Historias del Barrio Sarmiento
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